Un 97% de las españolas han soportado comentarios de carácter sexual por parte de hombres

Los comentarios recibidos a causa de un tuit sobre estadística de acoso sexual te decepcionarán, pero no te sorprenderán.

 

Ayer, la periodista Ana Ruiz Echauri, de Televisión Española, tenía que silenciar las respuestas a un tuit que colgó en la red social. El tuit en cuestión mostraba una estadística sobre acoso sexual en ámbitos de ocio nocturno, y los datos sorprendieron a muchos. Tristemente, la mayor parte de las respuestas no fueron de decepción, ni tenían intenciones de enmendar el problema: eran insultos y escepticismo ante las altas cifras de acoso que sufren las mujeres.

El informe fue presentado por la Fundación Salud y Comunidad (FSC) aseguraba que «el 97,1% de ellas asegura haber sufrido comentarios incómodos de índole sexual por parte de varones». Además, el 81,4% de las mujeres asegura haber padecido tocamientos no consentidos por parte de hombres en entornos de fiesta a lo largo de su vida. El dato que más sorprendía y que más comentarios de odio suscitaba era el de las agresiones sexuales con penetración, «una de cada cinco mujeres afirma en la encuesta haber sufrido una violación, con o sin uso de fuerza física a lo largo de su vida en espacios de ocio».

El tuit viene acompañado de un artículo de La Razón, con muchos más datos de los que se pueden contar en 140 caracteres. Sin embargo, pocos se pasan para leer la estadística pues es mucho más fácil insultar a la periodista y llamar a las mujeres «histéricas y exageradas».

Las mujeres llevamos normalizando el acoso desde que somos pequeñas, y encubriéndolo por vergüenza. Desde pequeños roces en transporte público hasta tocamientos mucho más exagerados. De los primeros no se habla porque «puede haber sido un accidente», y de los segundos no se habla por vergüenza. Desde pequeñas nos silban por la calle, nos gritan obscenidades, nos persiguen hasta casa. En ambientes de ocio nocturno, que es sobre lo que se hizo la encuesta de la que hablábamos anteriormente, estos comportamientos no hacen más que aumentar.

En ambientes donde el alcohol y las drogas abundan, la gente de desinhibe con más facilidad, dando lugar a que el acoso sexual sea mayor. El 22% de las encuestadas sobre acoso sexual en ámbitos nocturnos afirmaba haber sido violada. Aún teniendo en cuenta el margen de error, la cifra es escalofriante. Pero, ¿para qué mirarnos a nosotros mismos y cuestionar nuestros comportamientos cuando podemos insultar a la periodista que ha tuiteado tal exageración?

No es la única estadística alarmante. En España se registran oficialmente cuatro violaciones diarias, incluyendo tanto las denunciadas como en las que las fuerzas de seguridad han tenido que intervenir. Y estas son tan solo las registradas, pues todas aquellas que las mujeres callamos quedan en el olvido de las estadísticas oficiales.

Muchas personas se preguntan por qué una mujer no denunciaría un acoso sexual o una violación. En muchos casos estos acosos se producen por gente conocida, y a esto hay que añadir la vergüenza que se siente por haber sido víctima de tal situación. En muchos otros casos, la víctima ni siquiera reconoce haberlo sido; esto es a causa de las constantes preguntas a las que las mujeres nos enfrentamos en el día a día. «¿Habías bebido? ¿Cómo ibas vestida? ¿Te insinuaste tú a él?«.

El informe oficial ofrecido por Observatorio Noctámbu@s, indica que «se ha generado una idea en el imaginario colectivo que apunta hacia una mejora en lo que concierne a la protección de los derechos humanos de las mujeres […] A este espejismo cabe añadir otros procesos de normalización en que se dan las violencias sexuales en contextos de fiesta. Los mitos que subyacen en expresiones como “todo vale”, “estas cosas pasan” o “no es para tanto” facilitan que las agresiones caigan en la impunidad» (pág. 15).

Hombre 1: “¿Y qué me dices de las chicas también? Vamos, que cuando
van bebidas se están regalando… hoy mismo ya he contado más de 5
chicas que estaban en un estado miserable y eran la carnada perfecta
para personas con malas intenciones”.

Hombre 2: “Sí, bueno, pero esas son chavalas, te apuesto. Siempre hacen lo mismo, es para llamar la atención”.

2 Hombres, 19-22 años, discoteca

«Las mujeres participantes comentan cómo el hecho de ser mujer condiciona sobre todo el recorrido que hace de vuelta a casa y que, cuando regresan solas a casa, varían la ruta en comparación con la que harían de día». No solo tenemos que modificar la ruta o el horario de vuelta cuando es de noche a causa de la inseguridad: también vigilamos qué ropa nos ponemos, buscamos gente que nos acompañe a nuestras casas (a ser posible, un hombre, pues las posibilidades de que te acosen cuando hay un hombre delante se reducen en casi su totalidad), nos ponemos mensajes para asegurarnos de que nuestras amigas llegan seguras a casa… La inseguridad y el miedo con el que vivimos podría parecer exagerado a muchos, pero la experiencia propia y los números de las estadísticas indican lo contrario.

Estas constantes acusaciones de exageraciones resultan absolutamente frustrantes. Si nos quejamos, somos unas histéricas, y nos recuerdan que «no todos los hombres son así». Sin embargo, casi todas las mujeres han sufrido acosos de carácter sexual. Si no denunciamos, es que cómo nos callamos. Y cuando quieres dar testimonio respaldado por datos y estadísticas oficiales, seguro que la estadística es errónea. Incluso mostrando evidencias se cuestiona a la mujer y su respuesta. El primer problema empieza con el que no quiere darse cuenta de cuál es la realidad.

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