No se opina | Julen’s Stories

La importancia de votar | Foto de Arnaud Jaegers
El pasado lunes subí un vídeo a mi canal hablando sobre política. Sorprendentemente la bandeja de comentarios se mantuvo limpia sin ningún insulto ni ataque personal aunque sí hubo gente que no opinaba lo mismo que había dicho yo. “Hay que respetar las opiniones” se escucha en la calle. No puedo estar más de acuerdo con eso. Una comunidad diversa con opiniones y posturas dispares es oro para poder seguir evolucionando… hasta que se ponen encima de la mesa derechos humanos básicos. Y eso es un “NO” rotundo. No se opina sobre feminismo, el futuro será feminista o no será. No se opina sobre cómo regular al colectivo LGTB+, el futuro será diverso e inclusivo o no será. No se opina sobre las clases medias y bajas, el futuro es de todos y para todos o no será. Y es que hay una sola cosa clara: o votas o el futuro lo decidirán otros por ti; y te prometo que no te va a gustar.
No son unas elecciones más, que no te engañen. Todos vamos a votar, pero unos nos jugamos más que otros. Algunos votamos por proteger nuestros derechos básicos, y otros juegan a la política para blindar sus carteras. Unos votan para que no haya ninguna mujer asesinada a manos de sus maridos, y otros votan para pagar menos impuestos. Unos votan para poder casarse con el amor de su vida, y otros votan para que los coches puedan entrar de nuevo en el centro de Madrid. Unos votan para que sus hijos e hijas puedan estudiar todo lo que no pudieron estudiar ellos, y otros votan para legalizar las armas.
Unos votan para que la cura del cáncer sea un hospital y no una buena cuenta corriente, y otros para construir un muro de hormigón en la frontera. Unos votan para proteger a los animales, porque ya lo dijo Ghandi “la grandeza y el progreso moral de una nación se mide por cómo trata esta a los animales”, y otros votan para dar subvenciones para hacer de la tortura del toro un espectáculo. Unos votan para que sus trabajos de más de 40 horas semanales no tengan el sueldo precario que el empresario querría pagar, y otros votan para poder tener una plantilla muerta de hambre y asustada en su empresa.
Unos votan para que los bosques sean verdes y los mares azules, y otros votan para construir sobre esos colores y seguir haciendo caja. Unos votan para que los representantes de la ciudadanía sean la propia ciudadanía, y otros votan para poder trabajar en beneficio propio con sueldo público y usar las puertas giratorias a su antojo. Unos votan para que los impuestos lleguen a donde más se necesitan y otros votan para destruir las investigaciones sobre malversación de caudales públicos. Unos votan para que la televisión pública sea independiente y de calidad al servicio de la ciudadanía diversa, y otros votan para que la televisión pública no destape ninguno de los escándalos en los que están envueltos los de arriba.
Unos votan para que todos tengan las mismas oportunidades independientemente de la familia de la que se venga, la tonalidad de su piel, la cartera que tengas, lo que pienses, lo que sientes, a quién ames y lo que seas, y otros votan para que el sistema de privilegios siga en vigor con los que habitan el palacio de la Zarzuela encabezando la lista.
Y es que hay una sola cosa clara: o votas o tu futuro lo decidirán otros por ti. Y te prometo que el futuro que tienen preparado para ti no te va a gustar.
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